lunes, marzo 26, 2007


La noche llegó a su fin, como tantas otras. Luego de horas de trajín, me saco el traje entre bromas de unos compañeros, broncas de otros, apuros de algunos.
Cuando termino de sacarme el traje, una vez más salgo corriendo con la mochila al hombro aún en calzoncillos repitiendo el chiste de todas las noches: "me voy corriendo que quiero llegar a comer".
Entre las risas de los compañeros y los consabidos comentarios de "no podés" me voy rumbo a las duchas. Allí me baño dejando atrás los restos sucios del cansancio del día y de la locura de los tablados, me saco la pintura. Por suerte no tengo que esperar por la ducha dado que soy de los pocos que escogen la de agua fría.
Subo a la cantina donde aguardan las empanadas calentitas, dieta básica de todas las noches de este febrero, y la imperdible cerveza bien helada. Charlamos con algunos de los gurises sobre la actuación, sobre nuestras cosas, que se yo, filosofamos un poco que ya es jugada repetida.
Después nos damos un abrazo y nos vamos, como si fuera una noche más. Pero no lo es, recién al pasar los días, te das cuenta, que esa, precisamente esa, era la última noche de carnaval.

Etiquetas:

2 Comments:

Blogger Eliza y Miguel said...

¿Que no estás inspirado, decís...? Discrepo. Este relato es una lágrima dulce. No busco más, me llevo tu noche para tu Sitio en la próxima Quincena. Un beso,
Eli
http://blogs.montevideo.com.uy/elizaymiguel

3:52 p.m.  
Blogger El Negro said...

Eli leí tu comentario y te iba a contestar antes pero me dejé estar. Para ser sincero y no faltar a la ética te cuento que estas lineas las escribí al terminar el carnaval 2006 y las había dejado guardadas. Me dieron ganas de colgarlo pero sinceramente hace un tiempo que no me visita la musa inspiradora.

9:59 a.m.  

Publicar un comentario

<< Home