viernes, junio 04, 2010

Condena


No necesitan teñirse de sangre mis manos para pintarse de muerte, no necesito jueces para esta condena. A cadena perpetua me sentencio por matar la sonrisa y la alegría, por haber matado aquello que tanto defendí y por lo que luché. Soy yo si, me entrego, y me enjuicio, yo maté al amor.