La izquierda uruguaya ha luchado históricamente por la defensa de los derechos humanos, por la búsqueda de la verdad y la justicia. Unos de los grandes orgullos de esa lucha ha sido construir la memoria y no buscar venganza ni revancha, tan solo esclarecer los hechos y juzgar como seres humanos, con todas las garantías del debido proceso a los terroristas de estado quienes desaparecieron, torturaron y asesinaron a muchas personas durante la última dictadura que sufrió nuestro país.
El FA en una decisión sumamente polémica, que da para un capítulo o varios aparte, promueve una ley interpretativa sobre la asquerosa Ley de Caducidad. Seguramente una vez más con un ánimo de justicia, aunque por momentos la metodología me trae a la cabeza a "El Príncipe" de Maquiavelo.
Corría el año 2002 cuando Fidel acusó a Batlle, en ese entonces presidente de los uruguayos, de genuflexo por presentar ante la ONU un proyecto que cuestionaba la situación de los derechos humanos en Cuba. Los militantes y dirigentes del FA se manifestaron en general a favor de las declaraciones de Castro, afirmando que Batlle servía a los intereses de su amigo el ex presidente George W. Bush y su gobierno, y que hacía los mandados por necesidad para obtener algo a cambio.
Ayer el terror volvió a ocupar las primeras planas de los diarios del mundo, los horarios centrales de los noticieros televisivos y las páginas de inicio de los portales de noticias de internet. Una vez más se asesino a sangre fría y se desapareció a una persona que según los propios ejecutores "estaba en su cama desarmado". No mostraron fotos de su cuerpo por lo atroz de las imágenes declaró uno de los jefes del operativo. Haya sido cierto este asesinato, cosa que dudo, o haya sido una ficción orquestada, no se puede discutir que es un acto de terrorismo de estado y mediático.
Aplaudir, sonreír y celebrar la muerte por homicidio de un bárbaro convierte a quienes lo hacen, en bestias aún mayores. Hasta anoche nuestro gobierno de izquierda, elegido por mayoría frente amplista por ende supuesto representante de su sentir, nos hacía sentir orgullosos de diferenciarnos de las bestias. Ayer por la noche en conferencia de prensa se aflojaron las rodillas ante el terrorista premio Nobel de la paz, Obama.
Yo no voté a una izquierda que apoye ningún tipo de terrorismo, mucho menos el de estado. Yo no me siento identificado por un gobierno que habla mediante su canciller declarando: "Consideramos que constituye un golpe al terrorismo de una persona que tenía cuentas pendientes con la justicia y con el mundo" y mientras lo hace mira avergonzado hacia abajo. Sepan señores que las cuentas con la justicia seguirán pendientes pues ese terrorista, de haber sido asesinado, fue sin pasar frente a ella.
Señor Almagro, señores ministros, presidente Pepe Mujica, si como dijo el canciller el terrorismo debe ser condenado y no debemos ser ajenos al respecto, ayer deberían haber hecho las más fuerte descarga ante el asesinato asqueroso, ante el acto de terrorismo inmundo que perpetuó el gobierno de USA en contra del no menos bárbaro Osama, en lugar de agacharse ante el gigante del norte, o al menos podrían haber omitido hacer declaraciones sobre el tema.
En general dicen que los músculos a medida que el ser humano hace gimnasia van tomando forma y fuerza, diferentes ejercicios redundan en diferentes beneficios. Parece ser que el ejercicio de gobernar en lugar de tonificar afloja las piernas y produce genuflexión, tal vez en búsqueda de beneficios para los gobernados, mas como decía el Pepe, el otro, Artigas, no deberíamos vendernos al bajo precio de la necesidad.
