viernes, junio 27, 2008

Huesos

Lo encapucharon, él no dejo de ver,
lo patearon, lo tiraron, él se enderezo,
lo aislaron, él no perdió la comunicación,
lo callaron, lo enterraron,
y aún hoy nos parece escuchar su voz.

Bajo tierra lo secaron, el hidrató sus ideas,
su semilla se desparramó y el bosque creció,
los árboles crecen,
el leñador tumba uno, dos, tres,
el bosque cría otros diez, otros veinte, otros cien,
el leñador no puede derribarlos.

Hoy se levanta y los huesos le duelen,
hoy las botas le siguen pegando,
quisieron que hablara y calló,
pretendieron silenciarlo pero no lo callan,
cuanto tiene para decirnos,
por más de treinta años no nos ha hablado.

Tras luchas, años de búsqueda
la verdad parece asomarse,
encontrarse con quienes la buscaron,
burlarse de quienes ocultarla intentaron.


Primero fueron sus hijos,
que con otros nombres gritaron estar vivos,
aparecieron,
ahora son ellos, sus huesos,
que lejos de muertos
también gritan estar vivos.

lunes, junio 23, 2008

Que cosa COSO!!!

Etiquetas:

miércoles, junio 18, 2008

Ser Humanos


Los transeúntes asombrados observan sus carteles, turistas, vendedores, vecinos, todos asombrados.
La luz del sol se despliega sobre San Telmo e ilumina a estos personajes. Parecen de un cuento, escapados de una fábula.
En un tiempo moderno donde no nos detenemos a mirar a los ojos de quien se nos cruza en la calle, en el cual no sabemos el nombre de nuestros vecinos y no nos interesa saberlo, en el que cada conquista tiene que ver con lo individual, los ojos de quienes pasan los miran desconfiados.
Tímidamente algunos se animan a dar un paso y se dejan llevar por un abrazo, entre ellos yo mismo. Al tiempo otros miran con cara de sorpresa y unos ríen buscando una cámara oculta de algún programa televisivo. Espectadores aguardando un desenlace poco previsible, pensando que ahora pedirán una moneda o intentarán vendernos algo.
No me pidió nada, tan solo me abrazo, con una tremenda emoción y cariño, no me pidió nada y yo le di todo lo que pude en aquel abrazo.
Tratan si de vendernos algo, y ese algo somos nosotros mismos, hombres, mujeres, niños, despojados de nuestros prejuicios, de nuestras ambiciones, refugiados en nuestra más sencilla y enorme humanidad.
Gracias hermano, por ese abrazo.