Hace días que me cuesta la rutina, muchos días y cada día me pesa más. En realidad no todo lo que la conforma sino algunas cosas.
Romper con la rutina es un ejercicio saludable que uno debe hacer, o nadie lo hará por uno, eso lo tengo claro. Pero una cosa es tenerlo claro y otra cosa es saber como llevarlo adelante.
Hoy mientras tomaba el mate pensaba en cosas que poco que ver tienen con el trabajo pero que hacen al hombre, al que soy. No se si eso es bueno o malo, simplemente lo sobrevivo.
Estoy atascado, es cierto. Debería reinventarme, ya tengo 31, es hora de que me convenza de tomar decisiones. Si, es hora, pero me cuesta un huevo. Están en juego la seguridad y estabilidad económica, ¿las debo poner antes que la emocional? ¿A donde está el limite entre lo sano y la falta de cordura? ¿Es cuerdo seguir inmerso en donde estás cuando sentís que no estás donde querés? Talvez lo sea, pues no tenés claro que es lo que querés.
Cuando era adolescente pensaba que al llegar a determinada edad algunas cosas cambiarían, no ha sido tan así. El pequeño detalle es que las cosas no cambian por si solas ni por la edad - a no ser las biológicas - sino que es uno quien tiene que camabiarlas. Pues entonces, ¿quién más culpable que yo de estar trancado, sin rumbo aparente, sin destino cierto? Nadie, tan solo mi mediocridad y yo.
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